Los cuentos de fórmula son muy motivantes para el alumnado
de cualquier edad. Dentro de los cuentos de fórmula podemos encontrar los cuentos
mínimos, cuentos de nunca acabar, cuentos acumulativos y cuentos
repetitivos. Nosotras decidimos
presentarlos en botes de plástico y con un formato de rico barquillo,
irresistible para cualquier lector o lectora.
En la visita semanal a la biblioteca, en cada sesión se pretende trabajar las cuatro destrezas
básicas: leer, escribir, escuchar y hablar (narrar), potenciando el desarrollo
de la imaginación y la creatividad en la construcción de nuevos cuentos a
partir de las características básicas de cada cuento de fórmula.
Secuenciación para cada cuento de fórmula:
- Atención y escucha a narraciones y representaciones con un modelo lector de diferentes cuentos fórmula.
- Presentación de las características del tipo de cuento de fórmula elegido.
- Identificación de aspectos característicos de este tipo de texto.
- Lectura individual y colectiva de los cuentos de fórmula.
- Imitación y representación de este tipo de texto.
- Creación de textos con la fórmula tratada, de manera colectiva y progresivamente individual.
- Invención de cuentos a partir de un formato dado.
- Escritura en varios formatos de los cuentos inventados.
- Exposición de los textos creados tanto orales como por escrito.
Para llevar a cabo las propuestas de la
secuencia con cada cuento de fórmula se han ido combinando y en ocasiones repitiendo algunas propuestas en diferentes sesiones.
En nuestra biblioteca empezamos
por los cuentos de nunca acabar, su estructura repetitiva e incansable
acompañada de diferentes voces, ritmos de lectura y propuestas de dramatización, les motivaba cada vez más. Después de
los cuentos de nunca acabar pasamos a los mínimos. La simpleza literaria de
este tipo de texto les generó muchas ganas de inventar y de seguir escuchando
nuevos cuentos mínimos.
Estos dos
cuentos de fórmula los metimos en botes y les asignamos el color verde a los
cuentos mínimos y el amarillo a los cuentos de nunca acabar. A petición del
alumnado creamos otro bote con trabalenguas de" barquillos rojos", de los que
picoteábamos de vez en cuando al finalizar las sesiones.
Los cuentos
acumulativos y los repetitivos por su extensión no fueron metidos en botes, los
íbamos leyendo e inventando en diferentes formatos:
papel continuo, en pizarra
o simplemente narrados.
De cada uno de estos tipos de textos encontramos álbumes
ilustrados que nos deleitaron también con sus imágenes, los más divertidos
fueron:
Estos álbumes fueron contados y mostrados en diferentes momentos, algunos como iniciación al tipo de cuento de fórmula que representan y otros como elemento final.
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